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Aquellas maravillosas noches de pegadas de carteles

Una de las cosas más mágicas del inicio de las campañas electorales era la pegada de carteles.

Hace unos años, los políticos decidieron que, si las fotos podían hacerse con une pegada virtual en una sede, para que iban a tener que mancharse las manos y pasar sueño y frío. Es más, la mayor parte de esos que viven de la política, no tienen ni idea de cómo se pega un cartel.

Sin embargo, algunos partidos siguen manteniendo esa esencia. El Partido Popular; que sí pegó carteles en Nájera, a donde se trasladó su portavoz parlamentario, Jesús Ángel Garrido; no hizo lo mismo en Calahorra. Ciudadanos, que sí hizo una pegada nocturna en Logroño, tampoco salió en Calahorra.

Los que sí salieron en la ciudad de los mártires fueron IU y PSOE que, cuando comenzaron la pegada, descubrieron atónitos como los carteles de VOX ya estaban allá porque la formación de ultraderecha había decidido que, en este caso, las leyes estaban para que las cumplieran los demás y que ellos no han venido a esto de la política a sufrir y pasar frío; así que decidieron que, para que iban a esperar, y comenzaron la campaña cuando quisieron. Colocaron sus carteles, ande yo caliente y pa’lante”.

En cualquier caso, atrás quedan aquellas pegadas en la que las que, en cada esquina, se podía ver a alguien colocando un cartel y dónde unos y otros se encontraban y, aunque parezca mentira, confraternizaban durante las noches de pegadas de carteles en las que, muchos, terminaban cerrando, tras ello, el último bar que permaneciera abierto en Calahorra. Por eso eran mágicas porque, unidos por el frio y la oscuridad, los enfrentamientos de olvidaban y se dejaban por unas horas atrás.

Ahora ya no hay rodillos y escobas con su cola y sus carteles, ya no hay pegadas, ya no queda mágica y a penas quedan, en la madrugada, bares abiertos que poder cerrar.